El Éxodo de mi alma es una promesa peregrina, Luis Felipe Vásquez Aldana, Colectivo María Mulata / Editorial Santa Bárbara


Promesas y delirios
Génesis II

Contraste tu no estás opaco.
Develas flaquezas y grandezas. Grandeza eres un delirio, delirio eres una promesa. Flagelo torturante es perseguirte y me devora tu espera.
Creerte sin verte es estéril como una muda Sara. Promesa, más que mi destino eres mi flaqueza. Piensas que soy un Abrahán?
Promesa, dame la indómita paz de verte. O te azoto con mi indiferencia


El Éxodo de mi alma es una promesa peregrina

Divagas treinta y nueve años y no llegas a la tierra prometida.
De día un anhelo fogoso, un despertar voraz. Una tierra opuesta a tu flaqueza inadvertida.
El Mana es tu hijo, y el placer, tu codorniz podrida.
De noche tu tierra es agua en mano fugitiva. Y en tu espontáneo sueño una esperanza perdida.

Tú voluntad ciega y creyente, es una sombra elocuente,
Una falsa creencia que no es verdad, tus verdades son espejos.
Mira afuera el reflejo lamentable de ese decrépito y cruel desierto. Esa es tu creencia, ese desierto es tu verdad.

El Éxodo del alma es una promesa peregrina

En tu huida tragada por el piélago de tu aura tus enemigos se ahogaron detrás de ti, mientras te irradiaban el hechizo malévolo de su mente, faraones inauditos emanando verbos incisivos, esas frases inteligentes y punzantes, hartas de lógica, siempre envidiosos, mordaces de tus pasos y espías de tu poco y fallido éxito.
Aún así los vislumbraste en ríos de sangre con insaciable lluvia de sucias plagas, tan sucias como sus verbos, tan sucia como su locuaz inteligencia, tan insaciable como las ranas que salpicaron su propio veneno.
Te entiendo Promesa peregrina.
Pero esas ranas son mis más profundos deseos.
Y mis creencias, las mías, dulces estacas clavadas en mi marchito timo. Y, si tus enemigos yacían en enormes ríos de sangre. Esa, era la sangre de mis ranas.
Promesa peregrina tu eres el éxodo de mi alma.
Descubre y límpiate también de mis dulces estacas,
Por que ellas son tu peor enemigo.

Levítico Now
La ley y sus espectros.


Mi corazón niega la misma fuerza que me ayuda.
Esta sucio, hueco, cruel y fuerte, siempre esta fuerte y trajinado, aún así plagado está. Negando la fuerza que me ayuda.
El veneno mordaz esta en mi mayúscula debilidad.
La debilidad son recuerdos.
La fortaleza también lo es.
El dolor es un intocable recuerdo.
Recuerdos son el lenguaje de mi súbita abstracción.
Mis recuerdos son la única voz de mi inconsciencia oscura.
Mi inconsciencia oscura es la única que habla con el corazón.
Mi inconsciencia oscura es el único cómplice de mi corazón.

Mi corazón niega la misma fuerza que me ayuda.
Mi corazón es un verbo tembloroso y tenaz, Es mi corazón el que emite la única voz que escucha la fuerza que me ayuda.
La fuerza que me ayuda es un verbo infinito perdido en el amor.
Me envía la ley del amor mientras mi alma divaga en los enredos caóticos del espectro y su brillante falacia.


Números
Matemática sin vergüenza

Hay una matemático. Faraón maniático que reposa en la pirámide numero 66 de mi irreflexión tenebrosa.
Es un vil y porfiado tirano,
Un vampiro puerco, que idolatra la emoción de mi corazón revolucionado.
Mi conciencia no tiene idea de la maquinación de este villano furtivo.
Es inadvertido, sutil, etéreo. Un ladrón de puntillas.
Solo quiere recitar el monto de mis bruscos dolores.
Las veces que pisé un buen barro.
Que acaricié un gran rechazo.
Que comí una bella escasez.
Que percibí un cielo cerrado.
Las veces que sentí que Dios no residía de mi lado. Las veces que me sentí como un esclavo.
Punzante, dominante, eres tú. Un látigo de crueldad que solo evoca el paso de la amargura. Donde la soledad fue mi fiel locura y existí a merced de la inconsciencia sombría y oscura.

Al parecer, Un faraón maniático es mi inconsciente

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