Acerca del Colectivo Poético María Mulata



Tal vez no sea la analogía adecuada, pero cuando hablamos de los géneros de literatura, estos son como la creación de  una gran montaña desde una planicie. Sacando arena desde un punto, poco a poco se constituyó  un montículo  de historias, narrativas eminentes curtidas de estilos.
En la cima, entre nubes de gloria y beatificación, yacen nuestros maestros emblemáticos autores cómplices  de la diosa de la imaginación. Están los del pasado, los del célebre presente y por reacción de pre causalidad; los del futuro, que aún no lo son, pero ya son del oráculo de sacerdotes del cerro.
En las faldas de esa montaña, reside un condumio que nutre a un millar de tribus, estas, algunas primitivas y prosopopeya en su andar nos han iluminado el camino. Otras, civilizadas, ataviadas de galicismos y esculpida de silicona intelectual, otras marketizadas, disfrazadas de  entorno actual, pero son comida y juego; el mismo pan y circo del pasado imperio romano.

Lo curioso es que en la creación del  altozano de narrativa, no solo se creó la montaña, si no que al sacar la tierra de un punto, se creó el vacio. Un vacio cuya profundidad es proporcional a la altura del cerro. Ese vacío es la lírica, menos visible, pero profunda, a veces huele  a olvido pero  en ella se desliza  a los recónditos laberintos del alma. Y, es aquí, en donde quiero citar al  Colectivo Poético María Mulata Tomo I. Un  grupo de expedicionarios líricos que emprendieron  su viaje a la profundidad del pantano,  donde yacen  las incógnitas del espíritu, donde navegan la tragedia y la alegría como musas hermanas. Con un prólogo que compone la poesía con la cosmogonía, al verbo con la antropología. Definitivamente Reinaldo Bustillo, da inicio a una orquesta sublime, un universo de voces  en donde cada vate  usa el vocablo como un instrumento distinto, donde el verbo no necesita del sicario  ni su virgen para forjar una tensión dramática. Un vacio con un millón de ecos, las voces de: Ávila, Cabrera, Consuegra, García, Mazilli, Mendoza, Padilla, Pedrosa, Quintero, Sinning,  y Solano. Un vacio donde la madre poesía, reclama el aliento para seguir viviendo y el  Colectivo Poético María Mulata atiende el llamado.


Luis Felipe Vásquez Aldana.

Comentario del libro,
Colectivo Poético María Mulata Tomo II

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